Es una fragancia de la familia olfativa Aromática Fougère.

En él, se pretende transmitir la esencia del primer momento de conexión entre dos personas, el preciso segundo en el que se enciende la chispa y dos almas se sienten atraídas y alineadas, un instante que ocurre una vez en la vida, una primera impresión repleta de magnetismo, un sentimiento irreprimible de atracción total. Su pirámide olfativa inicia con un cóctel explosivo de ginebra, agua tónica y melón, una sensación efervescente que se convierte en una total adicción, y se fija sobre la piel para dar paso a un corazón que mantiene el frescor, pero aumenta la intensidad con destellos picantes, gracias a la presencia de pimienta de Sichuan, hojas de violeta y cítricos. Finalmente, es su fondo el que desprende ese toque de magnetismo y sensualidad, con elementos como gamuza, almizcle y ámbar, repletos también de masculinidad.